lunes, 16 de marzo de 2009

Percepción

Alli se encontraba Anselmo, en una cálida reunión, con alrededor de doce personas, disfrutando de la cena. A los comensales no los conocia, pero habia una simpatia en el grupo; simpatia que hacia que los sienta como amigos. Todos reian para todos lados, se notaba una atmósfera alegre, de pertenencia.


Sin embargo, poco a poco, Anselmo fue perdiendo gradualmente percepción en sus ojos: comenzo a ver en tonos de blanco y negro, para luego perder luminosidad sobre el entorno. En el lugar habia un televisor, al final de la mesa, lo miró, con la esperanza de ver colores y luces, y el efecto fue el mismo: los objetos y personas parecian sombras. Al igual que la vista, su audición se distorsiono, haciendo ininterpretable cualquier sonido, y peor aun, haciendolo, ya a esta altura, de terror.


Totalmente incomunicado, Anselmo suplicaba ayuda con la mirada, lloró y nada paso, nada mas que complices expresiones. No tardo en acecharle el miedo al fantasma de la soledad e incomprensión. Era el fantasma que veia en cada rostro; en los rostros que se volvian sombras siniestras y amenazantes, estos que, se merecian el nombre de espectros. Cada una de estas entidades se mostraba consciente de su problema, indiferente y talves, feliz por ello (si estas sombras podian sonreir).


Solo quedaba Anselmo y el macabro lugar, lugar que como consecuencia del miedo, se hacia pasar por la causa de los tormentos. Era la consecuencia que ocultaba la causa, mostrándose asi misma como la verdadera.


La clave estaba en mirar hacia adentro, y Anselmo asi lo hizo. Estubo frente al miedo: su acción reflejo al miedo, y valga la redundancia, fue el miedo. Dio cuenta que esto no era mas que enfrentar ahora a dos miedos, y que dificil sino imposible, es vencer al fuego con fuego. Invoco a su convicción de expulsar a los huespedes de el: “Las esperanzas siembran esperanzas, que gracias a el accionar de la intencion crecen y se alzan” .Esa fue su y mas que suficiente convicción que indudablemente vencio a los ahora indeseados huespedes.


Paulatinamente, tambien de forma gradual, los colores empezaron a resurgir. Los espectros desaparecieron y dislumbraron las sonrisas, tambien recupero su audicion; Anselmo volvo a escuchar las risas (de sonrisas), que en verdad, siempre estuvieron.


El noto que algo habia cambiado: veia los colores ahora mas vivos, las sonrisas mas amplias y las miradas mas amenas. Sus amigos le hicieron saber que siempre estuvieron ahi para ayudarle, pero que su percepcion no se los permitia. Asimismo le dijieron: Anselmo, tus miedos son propiamente tuyos, y la lucha debe ser tuya tambien, ahora que ya lo sabes, no oscurescas mas tu mirada y procura apreciar los colores que antes no percibias.


Luego de reflexionar lo escuchado, Anselmo penso: el miedo me nubló, las causas se ergian adentro, y no afuera como me habia parecido entender, y tambien se dijo: desde este momento me dedicaré a percibir mas el estar, y no hacer conjeturas sobre el, ya que indudablemente acotan su razón de ser, la misma percepción.


Todos somos Anselmo en algun momento de nuestras vidas, lo importante es saber cuando, y actuar sabiamente.



Para mis amigos, de Espectruz





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